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HIPNOMED

La Hipnosis aliada en el tratamiento del Asma

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En los últimos años, la hipnosis ha comenzado a brillar como una herramienta complementaria en el manejo de enfermedades respiratorias obstructivas, como el asma. La verdad es que hay evidencia científica que resalta su potencial para aliviar síntomas y mejorar la calidad de vida de quienes la padecen. Si bien los tratamientos convencionales —con esos inhaladores y corticoides que muchos conocen demasiado bien— siguen siendo la base del tratamiento, la hipnosis se presenta como un recurso que abarca no sólo lo físico, sino también lo emocional.

Imagina por un momento: el asma, esa condición caracterizada por la inflamación y el estrechamiento de las vías respiratorias, a menudo se ve intensificada por factores cotidianos, como el estrés y la ansiedad. Aquí es donde la hipnosis puede realmente marcar la diferencia. Estudios han mostrado que su capacidad para inducir estados de relajación profunda puede reducir la activación del sistema nervioso simpático, vinculado al estrés, y estimular el parasimpático, lo que ayuda a dilatar los bronquios. Por ejemplo, un ensayo clínico publicado en Chest Journal en 2018 reveló que pacientes con asma moderada que participaron en sesiones de hipnosis experimentaron una mejora notable en su función pulmonar, medida a través del FEV1, en comparación con los grupos de control. Es asombroso pensar que una técnica tan sencilla como la hipnosis puede tener efectos tan poderosos.

Además, la hipnosis aborda ese componente psicoemocional que a menudo pasa desapercibido. Se ha reportado que niños con asma que participaron en terapias con hipnosis redujeron sus visitas a urgencias en un 40% y mostraron una menor dependencia de los medicamentos de rescate. Esto se debe a que la sugestión hipnótica puede cambiar la forma en que percibimos la falta de aire y enseñar técnicas de control respiratorio. Así, se convierte en un complemento esencial al tratamiento farmacológico, casi como tener un cinturón de seguridad adicional mientras manejamos por carreteras resbaladizas.

Es importante aclarar que la hipnosis no busca reemplazar los fármacos, sino que funciona como un aliado. “Al disminuir la ansiedad, se rompe el ciclo de estrés-asmático, lo que previene las exacerbaciones”, explica la Dra. Laura Méndez, neumóloga, con una sinceridad que transmite confianza. No obstante, su eficacia puede variar de persona a persona, y aún hay un largo camino por recorrer en la investigación para estandarizar protocolos.

En resumen, la hipnosis surge como un enfoque innovador y seguro para enfrentar enfermedades obstructivas, especialmente para aquellos que tienen factores emocionales que desencadenan sus síntomas. Aunque promete mucho, su aplicación siempre debe ser guiada por profesionales y, por supuesto, integrada al tratamiento convencional. La ciencia sigue adentrándose en sus posibilidades, pero los beneficios que ya se observan ofrecen un apoyo útil en la búsqueda de un respiro más pleno y tranquilo. Al final del día, lo que importa es que cada persona encuentre su camino hacia una mejor calidad de vida.