
En un mundo donde los mercados cambian más rápido que el clima, las empresas no solo necesitan planes de contingencia, sino también herramientas que fortalezcan el espíritu colectivo de la empresa. ¿Te has preguntado, y si la clave para navegar la incertidumbre está en entrenar la mente, no solo las habilidades técnicas? Algunas organizaciones están adoptando una estrategia poco convencional, pero efectiva: incorporar técnicas hipnóticas en sesiones grupales, como “Cada desafío es una oportunidad para crecer”, para cultivar resiliencia desde lo emocional.
La verdad es que no se trata de magia. Es psicología aplicada con una pizca de creatividad. Imagina a un equipo de ventas, agotado tras meses de metas incumplidas, repitiendo en voz baja: “Los obstáculos son el trampolín para reinventarnos”. No es un mantra vacío, sino un recordatorio de que incluso en la tormenta, hay semillas de crecimiento. “Es como reprogramar el GPS mental”, comenta una conocida consultora en desarrollo organizacional. “Cuando las palabras se internalizan, con sentido profundo, cambian la forma de percibir los problemas”.
Un ejemplo concreto: una startup tecnológica en Barcelona introdujo dinámicas diarias de visualización, tal como se hace en la hipnosis clínica. Antes de las reuniones, los empleados, por medio de un trance superficial, entraban en escenarios desafiantes –una caída abrupta de ventas, un cambio regulatorio– y luego las soluciones, pero de manera simbólica, para que lo entienda la mente subconsciente. Tres meses después, no solo mejoraron su capacidad de adaptación a los cambios venideros, sino que redujeron rotación de personal. ¿Casualidad? Probablemente no. La ciencia respalda que el lenguaje influye en la neuroplasticidad, moldeando respuestas más constructivas ante el estrés laboral de un cambio.
Claro, no todos se convencen al principio. “Pensé que era cosa de coaching fantasioso”, admiten algunos, pero tras ver cómo su equipo enfrentó una huelga de transporte con soluciones innovadoras –en lugar de quejas–, cambió de opinión. “Es que no se trata de ignorar los problemas, sino de pararse en la vereda de la solución, y no en la vereda del problema. Esto suena fácil decirlo, pero requiere entrenamiento.
El método no funciona por arte de ilusión. Requiere constancia y un ambiente que valide las emociones. Después de todo, la resiliencia no es evitar la caída, sino aprender a levantarse con más fuerza. Y en un entorno empresarial donde el 70% de los colaboradores confiesa sentir ansiedad ante los cambios –según un estudio de 2023–, quizás la respuesta esté en combinar estrategias duras con un poco de sabiduría blanda.
Al final, como esos barcos que se fortalecen al navegar aguas turbulentas, las empresas que integran lo humano con lo estratégico no solo sobreviven a las crisis. En toda crisis de cambio, hay empresas floreciendo, mientras otras se derrumban. ¿De cual te gustaría ser líder?

Mayo Clinic e Hipnosis Clínica

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